El aprendizaje servicio (ApS) es un modelo de intervención pedagógico y social que relaciona dos de los aspectos esenciales que lo definen: el aprendizaje y el servicio real en el entorno.

La integración de estos dos dinamismos en un solo proyecto muy articulado, produce una simbiosis los resultados de la cual facilitan competencias específicas y genéricas útiles para la mejora del currículum personal, y eficaces en la transformación de un contexto más equitativo y sostenible. (Grupo Territorial ApS CV).

El aprendizaje-servicio es una metodología innovadora en la que la acción y modificación de la realidad facilita el aprendizaje de las personas participantes. Son características esenciales del ApS:

Protagonismo activo: la actividad está protagonizada activamente por un grupo de adolescentes o jóvenes.
Servicio solidario: destinado a atender necesidades de una comunidad. Se planifican actividades concretas, adecuadas y acotadas a la edad y capacidades de las personas protagonistas, y orientadas a colaborar en la solución de problemas locales.
Aprendizajes intencionadamente planificados: Las entidades de educación en el tiempo libre cuentan una gran variedad de experiencias pedagógicas y sociales que las sitúan como espacios muy adecuados para el desarrollo del aprendizaje-servicio, es más, en muchos casos han desarrollado proyectos susceptibles de ser considerados como tal, aunque en muchas ocasiones no se hayan identificado.
En nuestro caso, los centros juveniles y casas de juventud en las que grupos de adolescentes y jóvenes desarrollan proyectos propios de ocio educativo, han afrontado, durante décadas, el reto de la educación no formal otorgando al tiempo libre la importancia educativa que tiene y convirtiéndolo a la vez en un factor de prevención y de protección. Son iniciativas que están asumiendo funciones muy valiosas, especialmente para la cohesión social y el fomento de la ciudadanía, educando en la participación y compartiendo con la escuela activa y progresista muchos puntos en común (Batlle 2010; Puig, Batlle, Bosch y Palos, 2006), entre otros:
• Desarrollo de innovación pedagógica en actividades, metodologías, recursos y modalidades de intervenciones educativas.
Aprendizaje de la democracia, la cooperación, el diálogo, el consenso, el pacto.
• Apoyo a muchos jóvenes en su transición a la vida adulta, otorgándoles responsabilidades, ofreciendo confianza, proponiéndoles objetivos, desarrollando proyectos en grupo.
• Dinamización positiva del entorno, entendiendo la educación en el tiempo libre como un servicio público de iniciativa social, ajeno a intereses económicos de lucro.

Todo este saber pedagógico sitúa a las entidades de educación en el tiempo libre en una excelente posición para desarrollar proyectos de aprendizaje-servicio con adolescentes y jóvenes, ofreciendo experiencias vitales intensas dentro de su grupo de iguales, con protagonismo joven y caracterizadas por el compromiso en la mejora de la realidad. Así pues, la educación en el tiempo libre es sin duda un espacio privilegiado para desarrollar proyectos de aprendizaje-servicio.

El manifiesto pedagógico de Cases de Joventut desarrolla estos proyectos en el ámbito de las actitudes y valores (participación, responsabilidad, espíritu crítico…) incorporando el desarrollo de competencias básicas que incluyen además las dinámicas de valoración y de reflexión, en especial las referidas a la vida en grupo y las relaciones interpersonales.

Los proyectos de aprendizaje servicio pueden abarcar todas las competencias: lingüística, matemática, tecnológica, de conocimiento del medio, de iniciativa y autonomía personal, social y ciudadana (Puig, 2009). Y en el caso de la educación en el tiempo libre, además, este tipo de propuestas avanzan en la formación cívica, ética y moral, personal y social, posicionando a las personas más jóvenes como sujetos políticos.

Se trata de proyectos que representan una experiencia práctica en un trozo de realidad en la que se va a desarrollar y que sitúa a las jóvenes protagonistas ante retos o problemas sociales concretos, ofreciendo oportunidades de investigar las causas y las consecuencias del problema y la repercusión de las acciones que se llevan a cabo. Dichos retos se articularán junto a las asociaciones y personas comprometidas y ofrecerán una visión realista del mundo en que vivimos, ya que el servicio contribuye a tener una perspectiva más completa del entorno y permite hacer realidad el principio de «pensar globalmente y actuar localmente». Otro aspecto a destacar sobre el potencial de estas actuaciones es el desarrollo de habilidades en la realización y gestión de proyectos, ya que ponen en juego aprendizajes de planificación, organización, gestión de los recursos, difusión, entre otros. Finalmente, un proyecto de aprendizaje-servicio transforma profundamente a la persona mientras ésta se compromete en transformar el entorno, ofreciendo sin duda experiencias de crecimiento, realización personal y felicidad, favoreciendo así la autonomía, la resiliencia y el empoderamiento juvenil.

La educación que se impone a quienes verdaderamente se comprometen con la liberación no puede basarse en una comprensión de los hombres como seres “vacíos” a quienes el mundo “llena” con contenidos; no puede basarse en una conciencia especializada, mecánicamente dividida, sino en los hombres como “cuerpos conscientes” y en la conciencia como conciencia intencionada al mundo.
(Pablo Freire. Pedagogía del Oprimido)

Juana López