Las políticas de juventud en España se configuraron en el franquismo, con una estructura que, en esencia, sigue vigente. En 1961 se creó en Instituto de la Juventud. Este empezó a realizar estudios sociológicos sobre la población joven y a organizar las primeras intervenciones en Información Juvenil.
También se creó la figura jurídica de la asociación juvenil, que permitía cierto agrupamiento social legalizado, muy lejos todavía de la libertad de asociación que llegó con la transición política. Una de las característica de este novedoso asociacionismo juvenil era que dirigía a los jóvenes hacia la responsabilidad del entretenimiento infantil en el tiempo libre. Esto ha marcado el desarrollo de la política de juventud en España durante décadas.
Esta orientación hacia lo infantil de las asociaciones juveniles condiciona el contenido de los Consejos de Juventud (creados en 1965), alrededor de los cuales pivota gran parte de las políticas de juventud en España. Lo que halastrado estas durante décadas, convirtiéndolas, en muchos casos, casi exclusivamente, en intervenciones de entretenimiento infantil.
Después de la transición, se iniciaron las nuevas políticas de juventud. Cambiaron los agentes que las protagonizaban, pero no su estructura.En los años 80, el camino en políticas de juventud pasó a ser la Información Juvenil. No funcionó. La información (también la juvenil) es una buena compañera para cualquier intervención social. Pero cuando es la protagonista, se convierte en un fracaso. Lo fue cuando no existía internet (los Centros de Información Juvenil, salvo honrosas excepciones, no tenían prácticamente usuarios). Ahora, en la era de la comunicación, los CIJ, un modelo anterior a la era digital, son algo anacrónicos.
Pronto se redescubrió el entretenimiento como clave del éxito con jóvenes. En los años 60 las asociaciones juveniles consentidas por el régimen ya lo practicaban. La oferta de entretenimiento impregnó, a finales de los 80, y hasta ahora, los servicios de información juvenil: Viajes baratos (a la nieve, a parques de atracciones), talleres de tiempo libre (manualidades, baile, guitarra…) y otros eventos. Durante 30 años se ha explotado la fórmula de ofrecer diversión a los jóvenes para que llenen (un poco al menos) los Centros de Información y, ahora también, de Animación juvenil (CIAJ).
Paralelo a este proceso de desarrollo de políticas de juventud iniciadas y estructuradas en el franquismo, se puso en marcha, de manera minoritaria, todo hay que decirlo, un modelo de ocio educativo con jóvenes. Esto ocurrió, básicamente, en l’Horta.
Su objetivo: generar hábitos de participación y compromiso social, a través del acompañamiento de las personas jóvenes en el desarrollo de sus intereses. Desde finales de los 80 esta linea no ha dejado de estar presente y de evolucionar. Las Casas de Juventud de modelo europeo, gestionadas directamente por jóvenes a través de un convenio con la administración, se desarrollaron en varios municipios. Estas eran, realmente, asociaciones que, mediante la cobertura administrativa y burocrática de su federación, se convertían en entidades con un funcionamiento legal impoluto, algo muy difícil de lograr en pequeñas asociaciones.
Igualdad, Justicia Social, Solidaridad, Medio ambiente, Pacifismo,? impregnaron muchas intervenciones locales con jóvenes en los municipios de l’Horta, hasta el cambio de siglo. Las estructuras organizativas surgidas entre jóvenes comprometidos (Casas de Juventud) lo facilitaba. De ellas salían gran parte de las iniciativas que luego se desarrollaban directa o indirectamente en las distintas concejalías de Juventud. Aún quedan algunos municipios donde se realiza el «Joc Solidari» , que se creó en Casas de Juventud.
La evolución de este trabajo educativo en valores en el tiempo libre llevó a un proyecto de intervención mucho más preciso. A finales de los años 90 fueron perfilándose los Centros Juveniles con Modelo Europeo de Ocio Educativo con Adolescentes, que desarrollaban una intervención más centrada en valores instrumentales (responsabilidad, capacidad de esfuerzo, compromiso o participación).
Iniciado el siglo, la mayoría de ayuntamientos innovaron poco sus políticas de Juventud. En muchos, incluso, se produjo un retroceso. Se redujo la intervención educativa continuada en el tiempo libre. Esto hizo que se perdieran los jóvenes más comprometidos. Se pasó de trabajar en el tiempo libre a hacerlo en institutos, en horario escolar, donde los adolescentes acuden a lo que se haga de manera obligatoria.
En Europa, mientras aquí se daban estas dos décadas de aletargamiento, se definía la intervención social con jóvenes. En definitiva, el objetivo, es el de generar habilidades para la vida. Algo que ese Modelo Europeo de Ocio Educativo con Adolescentes lleva más de dos décadas desarrollando.
Frente a esto, muchos ayuntamientos siguen una política de juventud, iniciada en el franquismo, de entretenimiento. Ofrecer gratis actividades de ocio consumista sin más objetivo que la distracción (eventos masivos de juegos en pantallas p.e.). Otros se dedican sólo a montar campañas, acciones puntuales, que intentan transmitir valores mediante consignas más o menos llamativas. Salvando la distancia en contenidos, esta es una metodología que recuerda etapas predemocráticas.
Desde la pasada legislatura la Generalitat Valenciana intenta impulsar el trabajo con jóvenes en los municipios, aportando dinero para la contratación de personal y el desarrollo de programas y proyectos. El éxito de esta iniciativa política pasa por seguir las certeras directrices que vienen de Europa. Cualquier otra linea, mantendrá las políticas de juventud inmersas en ese bucle de activismo, entretenimiento, o transmisión de consignas, anclado en la estructura predemocrática de políticas de juventud. Un ‘made in Spain’ de intervención social con jóvenes, maquillado de actual, pero de armazón franquista.